Jornada Técnica del Comité de Arándanos de Chile, permitió dar a conocer los avances de las investigaciones de la Unidad de Postcosecha de INIA La Platina, en temas de logística y uso de sistemas de protección de cultivo.
Fuente: Portal del Campo
Altos costos, falta de mano de obra, problemas de logística en los puertos y dificultades para conservar la calidad de la fruta producto de los largos viajes a destino, se han transformado en la nueva realidad de la exportación del arándano, fruta que aumenta su demanda de consumo global anualmente.
Con la presencia de los actores más importantes del sector, incluyendo empresas generadoras de variedades y venta de insumos; exportadores; productores e investigadores, se desarrolló la Jornada Técnica para Socios del Comité de Arándanos de Chile, que entregó un diagnóstico y soluciones para enfrentar los desafíos de la exportación, asegurando la calidad de la fruta.
La cadena logística y las dificultades que se han presentado en los últimos años, exigen una adaptación a las nuevas condiciones, investigación y desarrollo para implementar tecnologías que ayuden a superar los contratiempos y las exigencias de los consumidores.
“Ya está garantizado que la próxima temporada tendremos similares problemas, lo que nos obliga a asumir nuestras falencias, mejorando la cosecha en el tiempo y frecuencia adecuada, porque donde más podemos hacer como industria es en origen, aquí en Chile. Una vez que la fruta se sube al contenedor, quedamos expuestos a las condiciones externas”. Señaló Bruno Defilippi, Director Regional INIA La Platina.
Definir el índice de cosecha adecuado es uno de los proyectos en los que se encuentra trabajando la Unidad de Postcosecha de La Platina, junto a INIA Carillanca, gracias al apoyo de Corfo y que se enfoca en la identificación de los puntos críticos, desde la cosecha hasta el producto terminado, en temas de deshidratación, firmeza, entre otros.
Un segundo proyecto se concentra desde hace cuatro años en investigar la influencia de las coberturas que se usan para proteger los cultivos de condiciones climáticas, como plásticos y mallas. “Hemos visto que dependiendo del material, entregan protección contra eventos climáticos como exceso de radiación o granizo y lluvias en la temporada, pero algunos de ellos aumentan de manera importante la temperatura del cultivo, lo que puede entregar ventajas en adelanto de producción, pero que exige al mismo tiempo, un desafío logístico al requerir de mano de obra disponible para aumentar la frecuencia de cosecha y evitar que la fruta se ablande y pierda calidad por sobremadurez”. Enfatiza Edgard Álvarez, investigador de la Unidad de Postcosecha de INIA La Platina.
Esta información permite tomar decisiones acerca del uso de estas protecciones, de acuerdo a la zona geográfica y posibilidades de manejo en el campo. Además, se están estudiando pequeñas disminuciones de las propiedades antioxidantes de la fruta y su relación con el uso de coberturas, que se ha observado inicialmente con este estudio.
Otros aportes a la industria
En INIA La Platina, existen proyectos adicionales que aportan a la innovación de la industria del arándano. Uno, gracias al financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), orientado a los envases activos para controlar pudriciones y otros con empresas, que permiten la evaluación de tecnologías como bolsas para almacenamientos y ensayos con atmósfera controlada, para analizar condiciones de envío y esperas de hasta 80 días para llegar a destino.
La Unidad de Postcosecha impulsa permanentemente líneas de trabajo para mantener la calidad del producto, tal como se obtiene en el campo y enfrentar las demoras de logística que está experimentando el mercado de diversas materias primas.