Según el Fondo Monetario Internacional, mantener las condiciones para el libre comercio permitirá a zonas con escasez de alimentos surtirse de sectores con superávit de insumos, también dentro de las regiones.
Fuente: Simfruit
El Fondo Monetario Internacional (FMI) analizó el escenario global que incide en la producción de alimentos y sus costos a nivel global, advirtiendo que 345 millones de personas están en peligro producto de la inseguridad alimentaria que generan estos efectos en los mercados mundiales, situación que se mantendría en el mediano y largo plazo.
Según una publicación del organismo multilateral, “la inseguridad alimentaria ha ido en aumento desde 2018. Incluso antes de la invasión de Rusia a Ucrania, se hacían sentir los efectos negativos de la mayor frecuencia e intensidad de los shocks climáticos”.
A los factores anteriores el informe le agrega “los conflictos regionales y la pandemia, que se reflejaban en la perturbación de la producción y distribución de alimentos y en el aumento del costo de alimentación para las personas y las familias”.
De acuerdo al análisis del organismo encargado de promover la cooperación monetaria internacional, garantizar la estabilidad financiera, facilitar el comercio internacional, promover un empleo elevado y un crecimiento económico sostenible, y reducir la pobreza en el mundo entero, “la situación empeoró más con la guerra con Ucrania, y aumentaron en forma más pronunciada los precios de los alimentos”.
En el análisis del FMI se observa que “los fertilizantes, lo que perjudicó a los importadores y provocó que varios países impusieran restricciones a la exportación”.
Dichas condiciones han llevado a que “345 millones de personas, una cifra sin precedentes, cuyas vidas y medios de vida están en peligro inmediato como resultado de la inseguridad alimentaria aguda, y en todo el mundo más de 828 millones de personas se acuestan con hambre todas las noches, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos”.
“El sufrimiento ha empeorado en 48 países, muchos de los cuales tienen una gran dependencia de las importaciones de Ucrania y Rusia, y en su mayoría son países de ingreso bajo”, destaca el Fondo.
Mayores costos
El FMI agregó que aparte de los costos humanos, los costos financieros siguen creciendo. De hecho, para el año 2022 y 2023, “el impacto del aumento de los costos de importación de alimentos y fertilizantes incrementará en USD 9.000 millones la presión sobre sus balanzas de pago (lo que) erosionará las reservas internacionales de los países y su capacidad de pagar las importaciones de alimentos y fertilizantes”, se adelanta.
Dicho panorama “erosionará las reservas internacionales de los países y su capacidad de pagar las importaciones de alimentos y fertilizantes” proyecta el Fondo Monetario Internacional. El promotor de la estabilidad financiera de sus países miembros instó a estos a “mitigar la crisis alimentaria mundial y evitar el sufrimiento humano (para lo cual) se necesitan medidas de política económica, rápidas y decididas, en cuatro ámbitos”.
“En primer lugar, un apoyo rápido y adecuado para las personas vulnerables a la inseguridad alimentaria mediante la asistencia humanitaria del Programa Mundial de Alimentos y otros organismos, así como medidas fiscales nacionales que sean eficaces”, enumeraron desde el FMI.
El Fondo Monetario Internacional continuó enumerando que “en segundo lugar, mantener el libre comercio, también dentro de las regiones, para permitir que los alimentos circulen desde las zonas con superávit a aquellas que los necesitan”.
Más alimentos
Entre las estrategias esbozadas por el órgano económico se agregó la necesidad de “aumentar la producción de alimentos y mejorar su distribución, también procurando un acceso a los fertilizantes adecuado y la diversificación de cultivos”. También se llamó a “invertir en agricultura resiliente al clima (…) para aumentar las cosechas futuras. La intensidad e imprevisibilidad de los fenómenos climáticos, cada vez mayores, está aumentando la inseguridad alimentaria”.
“Las soluciones deben estar adaptadas a las circunstancias de cada país, con especial atención a las medidas de bajo costo y alto impacto, como la inversión en nuevas variedades de cultivo, la mejora de la gestión del agua y la divulgación de información”, detalla el documento. “Esta crisis alimentaria mundial tiene un impacto humanitario abrumador y grandes costos financieros. Exige un enfoque integral y con coordinación adecuada para garantizar la complementariedad y la máxima eficacia en el uso de los recursos”, finalizaron en su informe.