El sector sudafricano de la fruta estudia tomar el control de su propio transporte marítimo

El Cabo Oriental está finalizando su temporada de exportación de cítricos con una nota de frustración, pues han tenido que cargar los volúmenes de dos semanas en el MSC Carole (la próxima semana, el MSC Domitille se saltará Port Elizabeth).

Fuente: Fresh Plaza

La planificación de los envíos de naranjas a la UE es complicada esta temporada: a raíz del nuevo requisito de frío, algunos exportadores dejaron de envasar Valencia la semana pasada; la fruta envasada esta semana no se puede refrigerar a tiempo para cargarla en el MSC Carole (por suerte, las cargas para el Reino Unido pueden continuar hasta el jueves).

A su vez, el MSC Carole se saltará Ciudad del Cabo en su viaje hacia el norte, lo cual desbaratará la planificación de los exportadores del Cabo Occidental para atender sus programas en el Reino Unido y la UE (a estas alturas, esperan poder cargar en Ciudad del Cabo en el MSC Polaris, todavía de camino). No obstante, cuando un buque omite un puerto, esos volúmenes pierden su espacio planificado y eso supone una oportunidad de mercado perdida.

La línea adicional a Europa que Maersk introdujo en junio en Port Elizabeth para cubrir el Cabo Oriental durante la campaña citrícola fue una medida temporada y el último buque partió la semana pasada, dejando mucha fruta todavía por salir hacia la Unión Europea desde el Cabo Oriental.

La rentabilidad de las exportaciones se ha visto mermada

Las operaciones portuarias desde Ciudad del Cabo también han sido desiguales esta temporada, pues no siempre hay suficientes equipos o enchufes disponibles. Los exportadores dicen que, en ocasiones, tienen contenedores pero no espacio en el barco, o que las navieras envían un barco más pequeño sin avisar.

«Ha sido una temporada tremendamente difícil», lamenta un exportador de cítricos del Cabo Occidental que no quiere ser nombrado. «El factor que más ha contribuido han sido los costes asociados, de los cuales, los de envío están totalmente fuera de control. No hay nada que un productor, envasador y exportador pueda hacer para negociar unas tarifas más favorables o para intentar adaptar la estructura de costes a la baja».

Añade que las navieras han hecho oídos sordos a todas las propuestas que se les han presentado «con una arrogancia que me asombra», en palabras del exportador.

«Las navieras hacen lo que les place, sin preocuparse por el hecho de que, a causa de los costes de envío, los productos ya no pueden exportarse de manera rentable».

El envío marítimo cuesta el doble que la producción anual

En su último boletín de noticias, el CEO de la Citrus Growers’ Association, Justin Chadwick, indica que, dado que las navieras han subido sus precios un 128% entre el primer trimestre de 2020 y el de 2022, «los productores están teniendo que pagar prácticamente el doble por enviar su fruta de lo que cuesta producirla en el transcurso de un año entero».

«Para protegerse de mayores incrementos del precio y garantizar una estabilidad de este en el futuro, la CGA ha estado colaborando con otros sectores frutícolas en la posibilidad de tomar el control de los envíos, con un estudio de viabilidad que se espera que esté finalizado para finales de septiembre».

Chadwick observa que, aunque las exportaciones de cítricos siguen creciendo a ritmo constante, la mayoría de los productores locales se enfrentan con la perspectiva muy real de sufrir considerables pérdidas de ingresos este año.

«Los expertos del sector opinan que es probable que menos del 20% de los citricultores cubran sus gastos al acabar la campaña 2022».