Andreas Finck se muestra satisfecho con la situación meteorológica actual. «Afortunadamente, por ahora hemos tenido un tiempo bastante bueno aquí en la Baja Sajonia». En cambio, no está igual de satisfecho con sus arándanos. «La temporada de arándanos ha ido bastante mal hasta ahora, ya que hemos tenido que lidiar con un 30% de pérdidas debido a las heladas. Las variedades más tardías, como la neozelandesa, se congelaron. Los daños causados por el granizo a principios de mayo en una plantación tampoco ayudaron. El año pasado habíamos sufrido pérdidas por el calor».

Fuente: Fresh Plaza

Variedades tempranas de mala calidad y buenas variedades medias y tardías
«La calidad de las variedades tempranas fue pésima», afirma Finck. «El tiempo bochornoso tuvo un impacto muy negativo, sobre todo dada la amenaza inminente de un ataque de hongos. En cambio, las cosas pintan bastante bien para las variedades medias y tardías».

Finck también observa un cambio en los precios. «Aunque la demanda es buena, los precios están cayendo en picado porque ahora también se ofrece mucha mercancía de países como Rumanía y Perú. Hasta hace unos días, el precio se mantenía estable. Ahora, sin embargo, estamos a casi 3 euros menos por kilo».

Centrados en el mercado alemán
«Somos capaces de comercializar unas 2-3 toneladas de arándanos al día con las producciones de nuestras 20 hectáreas de cultivo. En este momento, nuestros principales clientes son la empresa Nordgemüse Krogmann y los mercados mayoristas cercanos. Además de la Baja Sajonia, también suministramos a los mercados de Hamburgo y Schleswig-Holstein», afirma Finck, que también apela a centrarse más en los productos alemanes antes de recurrir a productos más baratos del extranjero. «He hablado con un colega que incluso teme que el cultivo de arándanos en Alemania deje de ser rentable en unos años debido a la competencia del Este». De todos modos, dice, la demanda de productos más regionales y ecológicos está aumentando al mismo tiempo.

La venta directa es cada vez más popular
Poder comercializar directamente los productos es también algo que Finck reconoce como una tendencia creciente. «Al principio de la pandemia monté una tienda agrícola junto con mi mujer. Para ello, construimos las instalaciones en una propiedad vecina. Descubrimos que los consumidores están dispuestos a pagar más si saben dónde pueden comprar sus productos frescos directamente».